Era una noche de otoño y el frío llegaba de nuevo. Un aire se movía en el ambiente, como una brisa transparente, invisible a nuestros ojos. Antoine, se encontraba triste en su habitación fría y solitaria.

Hoy hacía dos años que falleció su novia, Ángela. A raíz de ese trágico día Antoine se sumergió en un mundo de soledad. Al principio no quería saber nada de nadie y a medida que pasaba el tiempo sus amigos dejaron de llamarlo. Se quedó solo con sus recuerdos, con sus noches de silencio. Se cerró en sí mismo para sumergirse en una bola de recuerdos donde solo su Ángela era y había sido su mundo, su vida. Pero ahora ella no estaba y desde entonces no ha sabido vivir sin su amor. No sabido aceptar su muerte, así como nunca quiso a nadie mas.

Por las noches solía despejarse y andar bajo las copas de los árboles que tenía cerca de su casa. La luna ya se había puesto antes de lo normal. Brillaba con gran intensidad, pequeñas hojas caían de los árboles y el viento susurraba en su idioma. Mientras caminaba, oyó una dulce melodía, no una melodía cualquiera, el vello de los brazos se le erizó y no por el frío, una sensación familiar empezó a oír.

Al principio se dijo a si mismo que era fruto de su imaginación, que estaba enloqueciendo…era la misma melodía que tocaba su novia con la flauta. La música se oía a lo lejos, e iba aumentando a medida que avanzaba. Antoine caminaba en silencio, hipnotizado por aquellas notas que hacía tiempo dejo de escuchar y ahora por obra de mágia volvían a sus oídos.

Llegó un momento que la música se oía perfectamente, más fuerte, mas clara y cuando alzó la vista se encontró con la mirada de Ángela sentada en la rama de un árbol…lágrimas empezaron a surgir, unas lágrimas contenidas desde hacía mucho tiempo.

Ángela empezó a hablar…Antoine sé que estás triste y te pido por lo que más quieras que me escuches. No es un sueño, soy yo pero es mi alma lo que ves. Te hablo desde mi interior. Quiero que hagas una cosa por mí, que seas fuerte y que en la otra vida nos encontraremos para poder seguir viviendo nuestro amor, como lo hacíamos aquí en la tierra. No tengo mucho tiempo, pero…te quiero, te sigo viendo cada día aunque tú no me veas, te escucho y estoy a tu lado siempre. Te voy a transmitir mi melodía para que puedas escucharla y poder así recordarme tal y como era.

Te quiero y siempre te querré amor mío. Sé fuerte por mí. Hazlo por mí…

Y tras decir estas palabras, fue desapareciendo poco a poco, dejando a  Antoine aturdido pero tras el mensaje de Ángela, supo que sus palabras tenían un sentido…Verla de nuevo le dio fuerzas para seguir adelante y creyó en ella. Creyó que ella siempre estaba a su lado, y así era…la melodía no dejó de sonar en su casa. Antoine volvió a sonreír al saber que no estaba solo.

 

Anuncio publicitario