Esta es la leyenda de un chico llamado Juan José Serrano. Conocido por muchos por J.J. Hacía unas semanas que algunas amigos y conocidos del barrio se hacían la misma pregunta: ¿Qué esta pasando con Juan José?.
Se rumoreaba que desde que había entrado a formar parte de un grupo literario, no paraba de recibir en las últimas semanas el contenido de unos diplomas, que le otorgaban el poder divino de las letras.
El cartero, amigo y conocido desde hacía muchos años, se sorprendió al ir a su casa, tan a menudo. Pero el solo cumplía con su trabajo.
Los cambios de humor de J.J. fueron cambiando… Se le notaba en sus facciones de su rostro, la curva de sus labios, eran propias de la felicidad de la que jamás tuvieron ocasión de poder ver sus amigos, hasta la llegada de esas cartas desconocidas.
Juan José hacía un año que había entrado a formar parte de un grupo literario denominado «Cuatro Hojas». Desde el día en que entró , sus cambios de personalidad fueron con el tiempo, ofreciendo a J.J. una visión del mundo distinta.
Gracias a la ayuda de una de las magas, tuvo la posibilidad de ver el mundo a través de las palabras, como si éstos de fragmentos de estrellas se trataran. Con la diferencia de que las palabras si las juntaba, podía ver y obtener grandes mensajes escondidos, como si de una encrucijada se tratara, al igual que las estrellas fugaces, deseaban deseos a los afortunados.
La maga Cris, la superiora de la orden del Grupo Cuatro hojas al que Juan José se había unido. Era una maga poderosa, que al conocer a Juan José, pudo ver en sus ojos y en sus palmas de sus manos el gran potencial que había en él. Pero solo Juan José podía sacar su potencial que llevaba dentro. El potencial de las palabras.
Cris, sabía que un día lo lograría y no dudó en ayudarlo y motivarlo. Sabía que un día lograría, que sus palabras resonarían como música celestial, que éstas cobrarían vida, en un mundo gris, para darle color y sabiduría.
Los rumores se fueron acallando con el tiempo. Y Juan José fue creciendo y madurando espiritualmente, mientras veía como iban fluyendo su palabras, formando historias, versos, transmitiendo mensajes y creciendo por momentos. El misterio de los sobres, dejó de ser un rumor. Y los vecinos del barrio siguieron con sus vidas, así como J.J, siguió creciendo como persona y haciendo crecer el poder de las palabras.