Sabemos que a Batman le gusta tener el control de todo y que hace hasta lo imposible con tal de obtenerlo, pero esta obsesión por saber que todo en el mundo marcha bien. También lo ha llevado a cruzar la delgada línea de ser un vigilante a un espía.

En esos precisos momentos Batman se encontraba tomando en una cafetería, ni mas ni menos, que su batido preferido; el de fresa. Se encontraba situada en la esquina más alejada de un refugiado local, resguardado de aquellas miradas que le podrían delatar, por su capa e impresionante vestimenta, captando la atención de los más curiosos.

Había tenido un día de lo más ajetreado y aunque siempre estaba pendiente de lo que sucedía. La necesidad de tomarse su batido de fresa, le superaba. ¡Cuánto lo necesitaba!, Saborear su textura, su suavidad y sentir su sabor. ¿Acaso a un superhéroe como él, no podía tomarse un batido de fresa?.

-¡Batman! – escuchó que le llamaban desde la barra. ¿Eres el mismo Batman que conocemos todos?

-El mismo – ¿Por qué lo dudabas? – le preguntó – mirando a los ojos al chaval.

-No sabía que te gustaran los batidos. Y de fresa….

-Que sea un super héroe, y mi vestimenta sea negra. No significa que me gusten otros placeres de la vida, como este delicioso batido. Y sí es de fresa. ¿Te apetece uno? – le sugirió.

-Ehh… – De acuerdo – cedió el muchacho.

-Muchacho, el color rosa no te hace inferior. Al igual que tomar un batido de fresas. No sólo lo toman las mujeres. Todo es cuestión de gustos y sabores. No de géneros.

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