Por primera vez, sentí subir a la luna. Después de tantos años separados, nuestros labios se volvieron a besar. Recuerdo cuando nos alejamos y la distancia nos impedía estar juntos. Tenía que cursar los estudios a las afueras de la ciudad y ambos sabíamos que nos nos podíamos permitir el viajar cada fin de semana de ciudad en ciudad.

Recuerdo, como si fuera ayer, el pacto que acordamos cuando regresara. Quedaríamos en el mismo lugar donde nos conocimos por primera vez.

Sentada en «el banco del gran árbol», nuestro lugar, donde unimos nuestros corazones. Mis ojos no pudieron evitar derramar alguna que otra lágrima al verte allí sentada. Me habías esperado, después de que esta distancia nos separara. Al verme no tuvimos ocasión de nada más que aferrarnos el uno al otro. Sobraban las palabras. Nuestras miradas lo decían todo y cuando nuestros labios se juntaron, subí a la luna.

Anuncio publicitario