Sombra oscura que invadiste mi corazón e iluminaste mi vida. Te llamaban el solitario, el sin nombre. Habías andado por el mundo siempre a tus andadas. Eras siempre la sombra que en la oscuridad podías permanecer, observando, con una cerveza en la mano y el cigarrillo en la otra.
La mayoría te miraban con desprecio o simplemente pasaban de ti. Eras una sombra oscura entre el bullicio de los que, a diferencia de ti, no deseabas entablar comunicación.

Te gustaba la soledad, sentirte protegido en tus sombras. Pasar desapercibido, por tu timidez a saber relacionarte con los demás o a no saber sonreír como lo hacían los otros.
Tu forma de ser chocaba con los demás personas y sigue sucediendo en la actualidad. Por el contrario entre el bullicio a una chica le llamaste la atención.

Ella desvió la mirada hacía donde se adentraban las sombras de aquel pub lleno de gente, la música cesó en ese instante, cuando sus ojos se cruzaron por vez primera, con los de él.
Ella, con pasos decididos, empezó a andar y con una sonrisa en los labios, preguntó si podía sentarse a tu lado. Había algo en ese chico que deseaba conocer, guiada por un aura distinta a los demás.

La mirada del chico oscuro siempre había tenido dos facetas que le habían clasificado como aquella sombra oscura, la que oculta, esconde o simplemente parece tener secretos que no quiere sacar a la luz. Incluso temor producían temor en aquellos que tan solo al verlo, empezaban a sentir una especie de desconfianza.

Por otro lado, su fisionomía de extrema delgadez, daba muchas especulaciones entre los otros, que poseían una musculatura adecuada a su cuerpo en cuanto a peso y altura.
La sombra oscura era enclenque, altísimo, y atraía el miedo con su mirada vacía a los que se le acercaban.

Ella al verlo, lo primero que vio en sus ojos, en ese chico escondido tras las sombras, fue a un chico bondadoso, tímido en según que aspectos y seguro en otros. Aunque nunca percibió que ocultase nada, ni tampoco percibió el miedo que en algunos les trasmitía su mirada.
Lo único que percibió en ellos fue el enamorarse prendidamente de su mirada parda.

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