Hundida en un mar de lágrimas me consumen el alma, cada vez que pienso en ti. La noche que partiste, lo hiciste en silencio, sin avisar. Cuando desperté, tu cuerpo yacía dormido, sin vida. Te sostuve en mis brazos, sin querer separarme de ti. Sabía que un día me abandonarías, pero no imagine tan pronto. Tu pelaje estaba frío, tus ojos cerrados. Sé que abandonaste este mundo mientras tu mente estaba dormida y tu cuerpo relajado. El reloj de tu corazón dejó de latir. Sin avisar.
En un mar de lágrimas te besé por última vez. Te envolví en una pequeña manta para que no pasarás frío y te lleve a la colinas más alta. Ése fue nuestro último adiós. En mi alma aún permaneces y el recuerdo sigo intacto. Te recuerdo cada vez que hago una ensalada y pienso en cómo devorabas las lechuga que te ponía de comer.
Cruzaste el arco iris, pero tu alma sigue en esta casa. Tu alma, sigue viva en mi. Dulce Nela, mi conejita linda. que derretiste mi corazón con tu dulzura y tu bondad. Descansa en Paz.
Mis más sinceras condolencias, Neus. Sé lo que es perder a una mascota muy querida. Saludos
Me gustaMe gusta
Gracias Alejandro. Sí, no se olvidan. Dejan un pedacito de ellos en tu corazón. Ya perdí a mi primer gato en mi adolescencia y me enseñó una gran lección. En mi casa siempre estaría rodeada de gatos. Nela, fue una excepción. La rescatamos de una tienda que la tenían en una jaula con seis meses y sin saber andar.
Me gustaMe gusta
Wow, qué historia, Neus. También tengo un largo historial de gatos y sus huellas en mi vida. Abrazo
Me gustaMe gusta
Actualmente, tengo a cinco gatos, todos de distintas edades, que junto a mis hijas, han ido creciendo. Enseñándoles el valor de amistad que puedan dar.
Me gustaMe gusta