Jeans era el hijo menor de la prestigiosa familila Jewly’s. Considerado por todos aquellos que lo conocían el hijo rebelde de los tres hermanos que los Jewly’s tuvieron. Desde pequeño fue un niño difícil y complicado de conllevar. Sus maestras ya no sabían qué hacer y sus padres, sobre todo su madre, una religiosa devota, rezaba cada día para que algún día su hijo cambiara. Todos los domingos se les veía bien vestidos. Consigo iban vestidos como el padre, con sus trajes y respectivos atuendos sus dos hijos mayores, seguido de su hermano menor, vestido de negro, al estilo gótico, impropio para una festividad religiosa como la del domingo en la misa.
Los Jewly’s eran conocidos más por la conducta de su hijo menor, que a medida que fue creciendo fue empeorando. Tenían mucha estima a la familia y a la señora Jewly’s por ser una gran devota y servir siempre en la misa, ofreciendo su bondad y dulce carisma a la gente que la conocía. Sin embargo, sobraban las palabras para ver en sus ojos el sufrimiento y la cruz que cargaba sobre sus hombros.
Dentro de la misa todas las miradas de las mujeres y demás familias, iban dirigidas a ellos, seguidos de los cuchicheos de las mujeres, que conocían a la madre y rezaban por su desdichada fortuna que tenía con su hijo menor.
Los meses pasaron y Jeans no aparecía muchas noches por la casa. O lo venía a altas horas de la noche. Un día le dijo a su madre que quería convertirse en cura. Pero que para ello debía antes aprender el oficio. La iglesia donde se impartían las misas, tenía un sótano al que nadie bajaba. Jeans empezó a aprender las artes oscuras para invocar en el Dios en el que el creía.
Empezó a aprender a invocar por otros medios, gracias a las artes oscuras que poco a poco fue adquiriendo. Jeans invocó a un Espíritu Malvado. Este le prometió la inmortalidad y poderes que nunca hubiese imaginado. Aunque debía pagar un precio muy alto. Todo a cambio de su alma.