Me llamo Bianca y soy un personaje creado por un jugador en el juego de los Sims. Yo no escogí ser un personaje, ni mucho menos de los Sims. Me hace trabajar de día y a veces de noche. Pues mi trabajo es ser camarera y tengo turnos cada dos por tres. Vivo con mi mascota, un perro danés, más grande que yo. Para más inri un vecino de los alrededores no para de visitarme. Está bien tener compañía. No lo voy a negar. Pero en vez de visitarme, vienen a flirtear conmigo.
—¡Sabina! —exclamó su madre —Ven a la cocina a cenar —le ordenó.
—¡Voy! — respondió mientras guardaba la partida.
Al regresar para continuar jugando, un fusible se había fundido y no podía regresar al juego. Empezó a inquietarse y de súbito el fusible volvió a encender el ordenador. Abrió Los Sims para seguir por donde se había quedado y su personaje había desaparecido. ¡No estaba!. Se enfadó consigo misma, sin comprender el cómo había sucedido. Decidió irse por una vez en varios noches a la cama más temprano. No tenía ganas de crear otro personaje partiendo de cero.

A la mañana siguiente al despertarse, se vistió para dirigirse al trabajo. Cuando salió a la calle, ésta le resultaba familiar, no porque fuera la calle por la que andaba cada día, sino que por algún motivo recordaba haber vivido esas situaciones. Por el camino se encontró con su vecino que iba de caminando hacía su misma dirección. Levantó una mano y le saludó _ ¡Hola, Bianca! _ Sus ojos se agrandaron. Ése era el nombre de su personaje de los Sim’s. De tanto jugar se había convertido en él.

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