En el palacio de las nubes, la reina había dado a luz a su primer hijo. El Rey y la Reina del palacio de las nubes fueron recibiendo a sus súbditos con pequeñas ofrendas de amor y larga vida al pequeño príncipe que terminaba de nacer. Los reyes se miraron a los ojos y al verlo tan chiquito decidieron llamare El Principito.
A medida que Principito fue creciendo sus padres le habían ido enseñando lo esencial y lo más importante que es el amor, El querer a los demás y tener respecto hacía los mas débiles. El palacio de las nubes tenía normas muy sencillas, tan sencillas que de esa misma sencillez Principito aprendió de sus padres y de el saber apreciar aquello que le fue dado y a compartirlo junto a los demás.
Los años fueron pasando y se fue convirtiendo en un niño muy listo y quería experimentar nuevos mundos. Su sueño era viajar y ver otras culturas. Así se lo hizo saber a sus padres. Estos asintieron. En su viaje a través de las estrellas y de las nubes, fue a parar a un mundo llamado Tierra. Al principio todo era fantástico y las cosas más grandes y espaciosas. Se dejó llevar, hasta que tuvo que acudir a hablar con la gente y fue entonces cuando comprendió lo distinto que era su mundo.
La gente era muy distinta, tanto por su forma de ser como de actuar con los demás. Vio y contempló escenas que jamás imaginó que sus ojos pudieran ver. Todo lo contrario al palacio de las nubes. La gente quería ser grande para ser poderosa. Pero por otro lado no ayudaba a los más necesitados ni a los más débiles. La gente no amaba como lo hacían en su mundo. Amaban de una forma artificial.
Miró hacía al cielo y llamó a una nube. La nube se acercó y le habló:
__¿Qué deseas Principito? __le preguntó
__Deseo regresar a mi mundo.