Las tres meninas eran tres hermanas. Se habían juntas y casi nunca se las veía distantes la una de la otra. Las hermanas siempre habían pensando en que cuando crecieran vivirían juntas y esa promesa que se hicieron se cumplió. Cuando cumplieron la mayoría de edad cumplieron con su promesa que de niñas se hicieron.

Estaban tan atareadas con sus quehaceres que se les olvidó bridarle una oportunidad al amor. Permanecieron solteras durante su juventud, época en donde unos ojos posaron la mirada en ambas hermanas. Las meninas, incapaces de darse cuenta, fueron rechazando a todo joven mozo. Sabían que si alguna de ellas llegara enamorarse, tendría que abandonar esa unión tan especial que les hacía ser únicas.

Pero para unos ojos de un buen famoso dibujante no dejaron de pasar desapercibidas. Cuando las vio por primera vez, no tuvo que pedirles permiso , ni visitarlas en persona para saber cómo plasmarlas en sus artes. Fue de esta manera como llegaron a sus oídos que un pintor se había hecho famoso, gracias a su don por el arte. La meninas al ver sus cuadros, se vieron a ellas mismas, con un distinto aspecto que las ocultaba, privando su privacidad. Pero sabían que podían ser ellas por las poses y por alguna característica que solo y únicamente ellas pudieron ver en las obras.

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