Colmillos de acero, by Neus Sintes

Cara a cara, vampiro y licántropo se reencontraron en mitad de la noche. Se reconocieron al instante cuando sus afilados colmillos como el acero acechaban el uno contra el otro.
—¿Qué sorpresa encontrarte por aquí? —preguntó el licántropo mirando al vampiro con desafío
—¡La noche es nuestra! — replicó. Mía y tuya. Alguna vez nos teníamos que reencontrar, hermanito —finalizó el vampiro con una media sonrisa
—¡No me llames hermano! —rugió el licántropo
—¡Es lo que somos! —nuestros genes circulan por nuestras venas salvajes, a pesar de ser convertirnos en diferentes especies

El licántropo no aceptaba que ese vampiro le llamara hermano, aunque así era. De madre licántropa y padre vampiro habían nacido dos gemelos. A medida que fueron creciendo fueron cambiando . Uno de ellos empezó a notar cambios heredados de su madre mientras que su hermano, los de su padre.

A raíz de entonces ambos cogieron nuevos y diferentes caminos. Escogiendo nuevas familias, desde el trágico accidente de sus padres, calcinados en un incendio. Ambos hermanos empezaron a odiarse, sí a odiarse. Con familias de su misma especie se habían olvidado de quienes en realidad habían sido en una época en su niñez. Antes, eran hermanos unidos. Ahora eran llamados los hermanos de colmillos de acero, ya que no verse era imposible. ¿Habrá algún día en que licántropos y vampiros puedan reencontrarse sin atacarse?. A fin de cuentas, son seres de la noche.

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