Dormir en el castillo de Drácula, by Neus Sintes

La tierra de los Castillos, es bien conocida como Rumanía. Por la cantidad de ellos que se edificaron en épocas pasadas. Sin ir muy lejos nos encontramos en Transilvania El Castilla del Conde Drácula. Famoso y conocido por todo su legendarias leyendas acerca de él. Ese mismo castillo se restauró formándolo con intenciones turísticas y para eventos puntuales, como pasar una noche en él.

David y Carla decidieron pasar su luna de miel allí. Como pareja joven y dinámica les gustaba el riesgo y las emociones fuertes. Por lo que decidieron que su luna de miel la pasarían allí. La boda fue genial. Los invitados no paraba de vitorear «Que se besen», «Que se besen»…Hasta que finalmente embarcaron hacía su aventura. Recién casados y llegando al Castillo, donde se les esperaba el guía turístico para enseñarle toda y cada una de las estancias en donde estarían residiendo. Después de enseñarles las habitaciones se fue.

La pareja no podía creérselo. Emocionados, exploraron sus cuerpos como cada parte de las habitaciones. Sin saber que un halo de misterio se alzaba en la penumbra de la oscuridad. Abajo, en el sótano, cuando la pareja dormía en los aposentos en forma de tumba que había en cada lado, un aura a la medianoche empezó a cobrar vida. Drácula había despertado cuando vio a Carla. Muy parecida a su Mina, a la que el había visto fallecer. Ahora la noche le ofrecía a Drácula una segunda oportunidad.

Carlo no era Mina, pero era como si un clon de ella se hubiera aparecido ante la visión nocturna de Drácula. Había algo en ella diferente o tan solo un parecido muy exagerado le recordaba a su difunta Mina. Pero tenía que actuar rápido. Caminó hacia su lado y era su vivo reflejo. Mina despertó sobresaltada al ver la figura de Drácula, creyendo que era una broma. Siguió la mirada de sus ojos, que poco a poco la fueron hipnotizando, hasta que Carla caminó hacía su lado y convirtió a Carla en su pareja, absorbiendo la sangre caliente de su cuello.

David despertó sobresaltado al ver dos figuras. Una de ellas era su mujer, junto a su lado el mismísimo Drácula. Carla se acercó a su marido y con los ojos sedientos de sed, mordió a su marido, siendo su primera presa, su primer alimento.

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