Cuánto tiempo que no pasaba por las calles de la ciudad, donde se encontraba y sigue en pie el instituto al que estudié. Recuerdos me vienen a la mente, recuerdos que parecer el de un ayer más cercano, cuando todo quedó lejos hace mucho. Salí por las puertas del instituto, saboreando el perfume de la ciudad donde viví, hasta que emprendí el vuelo para ser yo misma.

Aprendí muchas cosas. Unas más que otras. La vida dentro del instituto es un cosa, la de la calle otra muy distinta. No te enseñan a enfrentarte a la realidad de la vida. Eso es una lección más que debes aprender fuera .

La ciudad me abraza después de un largo camino que tuve que recorrer. Dejando todo lo que conocí, desconecté de todos aquellos que fueron alumnos y compañeros. Cada uno marchó por rumbos distintos. Pero ahora que he regresado me doy cuenta de que todo sigue igual. Las mismas calles, las mismas farolas. La ciudad no ha cambiado ni donde estudié tampoco.
Nosotros somos los que cambiamos con el paso del tiempo.

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